Con todo esto solo quería hacer mención a que aunque Meritxell Naranjo dijo disfrutar del concierto del domingo y realmente es la sensación que dió, no sé hasta que punto ella tuvo idea de lo que significa verla y oírla en directo para algun@s de l@s que estábamos allí, lease, para mí. Aunque quisiera explicarlo, creo que sería incapaz de encontrar el modo de que fuera una representación fiel a lo que ocurre por mi cuerpo en uno de sus directos.
La música me llena, la música es vida para mí, no hay día que no escuche música un mínimo de 4 horas. Llevo 6 tatuajes, cuatro son trozos de canciones y tengo dos más en mente que también lo son. Me compré un reproductor de música con 120gb porque los de 8 se me quedaban cortos, siempre estaba cambiando la música porque me faltaba algo. Podría ponerle una canción a cada momento importante de mi vida (y a los no tan importantes también), a cada persona que ha pasado por mi vida o que sigue en ella. Cada momento del día tiene una banda sonora concreta y cada concierto al que he ido ha tenido un significado especial.
Mis cuentas atrás en la única red social de la que participo son en un 90% por conciertos o fechas de salida de discos a la venta. El resto, vacaciones laborales, otra cosa que acostumbro a hacer coincidir con algun acontecimiento musical, lease festivales de música o conciertos en otras ciudades para los que es necesario algun que otro día de fiesta del curro con el que no contaba. Queda un mes y seis dísa para el próximo concierto, un mes y siete dias para el próximo festival, y poco menos de dos meses para volver a ver en directo a la última persoan que he ido a ver tocas: Meritxell Naranjo.
Un@s me llaman Friki, pero creo que el nombre apropiado es Groupie, aunque lo de afinidad sexual no es real (en todos los casos). Creo que detrás de grandes canciones (lease grandes no como posibles grandes Hits en Los 40 principales sinó como aquellas que llegan realmente al corazón y que son capaces de erizar el vello de todo el cuerpo) hay grandes compositor@s, grandes personas, y si tienes la posibilidad de acercarte a ell@s y compartir algo más que una mirada unidireccional desde la pista de un escenario, hay que disfrutar de ello.
Todo este rollo viene porque el domingo, la última canción que cantó Meritxell Naranjo fue "Caminito", el estribillo de la cual recorre un pequeño camino desde mis costillas hasta unos centrímetros al lado de mi ombligo. No sabe nada de mi vida esta mujer, aunque me dió su letra para el tatuaje, tampoco sabe como se dibujó este en mi mente en el momento que decidí inmortalizarlo en mi piel. Solo quería dejar una muestra de agradecimiento a que le pusiera palabras y música a este momento de mi vida, crucial en mi búsqueda de la felicidad y el bienestar personal.
